jueves, 12 de marzo de 2009

"A, B, C, ummm....ya me sé mi abecedario..."

Al ver que Ale y Jose ya han escrito el “blog,” prefiero cambiar mi tema de conversación para hablarles menos sistemáticamente sobre nuestra clase pasada.

Jose y Ale han dado un sumario completo de la clase pasada. Por la nieve, decidimos prolongar esta clase por 30 minutos (por supuesto que informamos a los padres y madres de familia un día antes sobre este cambio temporáneo).

Decidimos dividir la clase según quien sabía o no el abecedario, porque ya queremos empezar a enseñarles a los niños a escribir y a leer. Mas antes de esto, teníamos que asegurarnos que los niños adiestran lo básico (el abecedario).

Ale enseñó la palabra del día “mover y mudar,” manteniendo a los niños activos en el aprendizaje del nuevo término a través de ejemplos y estímulos de participación.

Una vez que dividimos a los niños en grupos, Ale y yo nos ocupamos de los que no sabían el abecedario mientras Jose y Carito se ocupaban de los que ya sabían el abecedario. Luego Ale y yo nos repartimos nuestras niñas para darles atención individual. Yo les di marcadores a mis niñas y les pedí que se aproximaran al pisaron para escribir (cuando les llegara su turno) el abecedario según como lo sabían. Cuando el segundo grupo de tres niñas empezó a escribir el abecedario en el pizarrón, logré escuchar un susurro rítmico en la pizarra. No le presté mucha atención, hasta que Jessica terminó con su abecedario y al final leí una frase de la canción del abecedario, “ahora yo sé mis abcs." Me pareció tan gracioso que Jessica se haya guiado con su cancioncita para escribir el abecedarioText Color, pero le hizo falta la “ñ.” Esto me indicó que las niñas sabían lo básico del abecedario porque lo sabían en ingles, pero mi tarea seria lograr impregnarles el abecedario en español.

Entonces les expliqué las letras que antes formaban parte del abecedario en español como la “rr,” “ll,” y “ch.” Vocalizamos en voz alta el abecedario repetitivamente y luego les di un ejercicio relativo al tema. Invertimos más de 30 minutos ensenándoles el abecedario para luego unir a la clase en un juego que demostrase cuanto habían aprendido. Los niños se fascinaron con el juego porque les encanta competir con sus compañeritos. Sin embargo, antes de jugar el juego vimos un video de caricaturas (el que me prestó la profesora Rabin). A los niños les fascinó y a nosotros también, aunque por distintos motivos. A los niños les encanto la historia por ser conmovedora y según ellos fantasiosa. Y a nosotros (instructores) nos encantó porque todo estaba en español, ¡hasta la cumbia villera! Aunque había una mamá que inhaló aire de manera sofocada cuando el personaje dijo “maldito.” Pasando por alto dos ocasiones de palabras “quizás inapropiadas,” todos logramos apreciar el video por su contenido.

Son tantas cosas las que quiero decir de nuestra clase, pero la que me resalta con más importancia es cuando Sarita (la niña más pequeña) fue al pizarrón y le ganó a Jennifer al escribir “lobo,” cuando se le pidió que escribiera el nombre de algún animal.
Como dijo Ale, los niños son tan espontáneos y divertidos que nos enseñan que hay que curiosear la vida hasta cuando aprendemos.

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